Por suerte, ahora la crianza es muy diferente. A las generaciones anteriores se nos invalidaron muchas emociones.
El miedo, pero sobre todo la tristeza, eran “cosas” para débiles. No se nos permitía llorar porque teníamos que ser valientes. Te caes, pues te levantas. Te enfadas; te desenfadas.
Sin querer, aprendimos que hay cosas que no se pueden decir. Se deben esconder para parecer fuertes. Cubrir un tupido velo y aquí no ha pasado nada.
Y no hace falta comentar que todo lo que queda debajo tarde o temprano deberá ser tratado en terapia.
Cuando existe mucho amor, en ocasiones no … Leer más