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Mi amada California
10.9.2013
Hoy hace 7 años que pisé San Francisco por primera vez. He estado obsesionada con esta ciudad desde que tengo uso de razón. Sin saber porqué, siento que un pedacito de mí pertenece aquí.
Mi amor por California no fue a primera vista. Aterricé en Los Ángeles, con esto te lo digo todo. No nos caímos muy bien y los tres días que pasé en esa ciudad fueron algo hostiles.
Pero California supo darle la vuelta en seguida. Con la calma y paz de los Mammoth Lakes, sus bosques, sus osos… (ojalá poder estar ahí una vez al año). Con el sofocante calor del Death Valley, bajando hasta las entrañas de la América profunda. Con la magia de Mariposa, que fue oasis en el caos, y la eterna montaña rusa que nos llevó hasta Strawberry. La peor carretera por la que he conducido en la vida.Santa Bárbara es casi como pasearse por Pinterest; y nunca he encontrado un brunch mejor. La ruta por la costa, pasando por Carmel (imprescindible), con la tranquila compañía de los leones marinos. Hacerme más pequeña que Alicia en el País de las Maravillas para perderme … Leer más
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Mis primeros veranos
Y un día lo dejas de hacer. Una omisión calmada. Como cuando, sin darte mucha cuenta, el bote de Colacao hace semanas que no ocupa su espacio en tu armario. En silencio.
Hace media vida pasaba mis veranos aquí. Los recuerdos ocupan ya un frasquito pequeño. El perfume es más intenso y cada gota invade todo mi ser.
Abro este y huelo a familia. A la mano de mi abuelo al acompañarlo a comprar leche de la “vaca rossa”. A mi abuela y su “a les 12 a misa!”. Al olor a leche hervida que impregnaba toda la casa y te quitaban las ganas de desayunar. Al “Es fa saber” seguido de información importante (y no tanto) que escupía el campanario dos veces al día.
Vidas enteras en la plaza, comiendo pipas por la tarde y cañas de chocolate antes de ir a dormir.
A muchas primeras veces. Lluvia de estrellas, horas eternas de fútbol, piscinas de agua helada, excursiones, cenas…
Lluvias de agosto cada tarde, festa major, el farolillo, tardes de polideportivo jugando a cartas y noches de bar jugando al duro. “Ball a la plaça”.
En la vida … Leer más -
Born
Cierro los ojos e intento viajar en el tiempo, pero nada huele igual.
Estoy desayunando en El Cafè del Born como hice infinitas veces en mi época universitaria. Pero poco queda de ese café. Mismo lugar, mismo nombre. Todavía conserva esas grandes puertas de entrada con su logo grabado. Pero aquél discreto color madera ha sido relegado por un llamativo azul marino.
El brunch, los smoothies y las tostadas de aguacate han robado el sitio en la carta a los bocadillos de fuet.
Da igual. Ya no como fuet. De la misma manera que ya no tomo leche. Aquí, mi desayuno ya no es mi desayuno. Yo ya no soy yo. Mi cara alberga algunas arrugas de más y mi paciencia aguanta bastantes tonterías de menos. La vida.Estoy sentada en la mesa de siempre. Nuestra mesa. Pero que ya no lo es.
Café, barrio y yo. Somos los mismos pero sin serlo. Diferentes.El Born. Uno de los barrios que más me gustan de esta preciosa ciudad. Y tan diferente a cuando lo conocí. En él pasé 4 años de mi vida. Conocí realmente Barcelona a partir de aquí. … Leer más
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Y Waynabox me llevó a… ¡Milán!
De naranja o de limón, de Cola-Cao o de Nesquick…
Aunque nos guste todo, siempre somos de una opción. Yo soy de dar sorpresas. Me gusta pensar en lo que va a gustar a la otra persona. Me gusta la sensación de saber que estoy maquinando algo y que el otro lo ignora totalmente. Cuando se acerca el momento me impaciento y los minutos se me hacen horas hasta que no se desvela la sorpresa. Y sí, confieso que después soy de laspesadasinsistentes en saber si “¿te ha gustado?… ¿si?… ¿seguro?… no hacías cara de que te hubiese gustado muy mucho, eh…”. Pero, y no sé si es porque normalmente no me pasa, recibir sorpresas también es un puntazo.Me hablaron de Waynabox a mediados del año pasado, pero hasta ahora no había tenido la oportunidad de probar. Fin de semana de desconexión, 150 euros vuelo y hotel incluidos, destino sorpresa… ¿y por qué no? Mi única duda era que al tener 100% de disponibilidad horaria tanto en ida como en vuelta, si los vuelos eran viernes tarde y domingo mañana, la escapada se … Leer más
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Tengo ganas de París
Érase una vez un tío muy alfa y una servidora tenían una especie de relación, aunque la comunicación no era su fuerte (como en todos los casos en los que las “especie de relaciones” no llegan a nada). El señor Alfa tenía la costumbre de publicar en Twitter mensajes en código o canciones concretas de manera más o menos habitual. Servidora tenía la costumbre de interpretarlo todo en base a su especie de relación. Nada hay más vanidoso que creer que están hablando de uno, pero es que a veces coincide todo tanto que pondrías la mano en el fuego de que sí. Incluso diré más. En mi caso, como mínimo la mitad de las veces (sobre todo las negativas) continuo pensando que hablaban de la situación.
Todo ese estrés psicológico que me producía la incertidumbre de saber si me estaban dedicando un mierda-mensaje o no, me produjo una especie de alergia a los mensajes codificados a través de las redes sociales. Desde ese momento me hice opositora total a este tipo de comunicación que no lleva a nada
positivopor varias razones:
Dado la inmediatez de las redes sociales … Leer más