Hace algunos días salí a correr por placer, sin entreno. Es una de mis maneras más eficaces para desconectar de todo y centrarme en el aquí y el ahora. El verde de los prados, la brisa en la cara, el sol acariciándote la piel, sentir tu cuerpo, que te cansas… en definitiva que estás vivo. Y como el placer pide más placer se me metió en la cabeza comer unos calamares a la romana en una terracita cerca de la playa.
Lo malo de las expectativas es que cuanto más elevadas son más cuesta de satisfacerlas y más te decepcionas. Pocas veces esperas mucho y recibes más. La mente es poderosa y la imaginación todavía más, y cuando quieres muy mucho una cosa la idealizas hasta tal punto que al final terminas con un sentimiento de pues no había para tanto. Esto es lo que me pasó con los calamares, que después de tanto antojo decidí comérmelos para apaciguar el deseo. Pero claro, yo no vivo en el mar, y que fueran congelados y cambiar terracita por cocina empeoró un poco la imagen que tenía en la cabeza.
Lo bueno de las expectativas es que cuando no tienes demasiadas y descubres tesoros, estos te impactan mucho más.
El año pasado hice un viaje alucinante de 20 días por la costa oeste de los Estados Unidos. Entre muchas horas y más kilómetros (millas) en coche, la chica que nos organizó el viaje nos reservó un par de noches en Mammoth lakes. Según ella porque era un pueblecito encantador y según nosotras porque, después de recorrer todo Death Valley, descansar nos vendría perfecto para coger San Francisco con más ganas. Pero llegar y encontrarnos esto ya hacía bastante evidente que aquel no sería un día cualquiera.
Mammoth lakes es un pueblecito encantador de menos de 6.000 habitantes situado en California, en el condado de Mono, en la cordillera de Sierra Nevada, cerca del Parque de Yosemite. Al ser un conocido destino de pesca del país y gozar en invierno de las estaciones de sky en Mammoth Mountain hace que el pueblo intente adecuarse al turismo en la medida en la que pueden; y los habitantes hacen sus más y sus menos. Pero incluso con esto, ni tienen Starbucks ni su McDonalds tiene wifi. Es un lugar ideal para desconectar del resto del mundo y poner los 5 sentidos en disfrutar del paraíso y, si te queda tiempo, intentar que los osos no te arranquen la cabeza.
Un día ideal es desayunar al sol de California antes de ir a los Mammoth lakes (zona de varios lagos cerca del pueblo que recibe el mismo nombre) para contemplar la belleza del lugar intentando no molestar a los pescadores.
Continuar con una buena hamburguesa local acompañada de un te helado con toneladas de sacarina (aquí todo va igual) y una excursión hacia el Devil Postpile National Monument y las Rainbow falls (imprescindible). Aprovechar al máximo las horas de sol es obligatorio porque los sitios bonitos a ver son infinitos. Y be bear aware es un eslogan a seguir.
Para terminar el día comiendo en el sitio más in del pueblo.
Cuando la vida te sorprende con lugares, o personas, o experiencias gratamente inesperadas se hacen difíciles de olvidar. Y aunque pasen los días, y los meses, incluso los años, cuando lo recuerdas, el día recibe luz y se te tatua una sonrisa en la cara