Mi padre se ríe de mí cuando me sale la vena punky. Dice que yo, que leo tanto sobre crecimiento personal y el karma, debería saber mejor que otros que la mala leche solo trae mala leche. Y cuando me dice esto me
jode fastidia un montón.
Ahora solo me va a entender el género femenino, pero viene a ser lo mismo que cuando te enfadas con razón y algún hombre te dice «¿qué te pasa?¿tienes la regla?» Y si, tienes la regla. Pero también tienes razón.
Odio (si, es una palabra muy fuerte) a las malas personas. No las puedo soportar. Sacan la poca rabia que hay en mí hasta el punto que si me mordiese la lengua me moriría con mi propio veneno producido por la reacción que me genera tratarlas.
Aunque no lo parezca, esto es algo muy bueno porque significa que no hay malas personas en mi vida, sino estaría acostumbrada a tratarlas y no. Y también que es algo que divierte a mi padre, que no entiende que me enfade tanto.
Pero alguna vez tienes la mala suerte de que alguna se cruce en tu camino. De manera literal. Con su moto. Mientras tu vas conduciendo tranquilamente para ir a un concierto. Y no solo te fastidia un poco la noche sino que luego te dice que no quiere firmar el parte porque eres tu que, adelantando porque sí en una rotonda, te has puesto en su carril y no te ha podido esquivar, pero por suerte no se ha caído y su moto sigue fetén. Tu coche no, claro.
Este post intenta ser una terapia para calmar la ira que tengo en este momento e intentar sacar un aprendizaje de la situación. Por lo tanto no voy a entrar a valorar al motorista en concreto ni a acordarme de toda su familia. Ya le he hecho un estudio de reputación online (aka le he stalkeado todas las cuentas) y sé de que pie calza (recordad que lo que publicáis en vuestros perfiles abiertos de Instagram lo pueden llegar a ver locas como yo). Pero después de que la frase consuelo de mi padre fuera «al menos el motorista no se ha hecho nada» y yo pensar que el karma hubiera podido dañar un poco la moto, me he dado cuenta de que la mala persona estaba siendo yo. Y no quiero.
Pero claro, ¿cómo se aprende a tratar a las malas personas? ¿Cómo se puede mantener una relación con una persona sin escrúpulos, con un sociópata que no puede ni quiere empatizar con lo que tiene alrededor, con el compañero de trabajo que te pisa sin importarle para conseguir la promoción, con el que vive en una burbuja sin inmutarse por lo que les pasa a los demás; con el que solo sabe vivir mirándose el ombligo, con los motoristas imbéciles de Gavà…?
¿Cómo puedes aprender a gestionar el hecho de que le digas a una persona que está haciendo daño a su entorno y que le sea absolutamente igual? ¿Cómo se aceptan ese tipo de situaciones?
Leyendo los mensajes que me ha mandado este tipo, yo de mi motorista no puedo aprender ni ortografía. Pero sí aprendo a quererme y no perder más tiempo, ni pensamientos, ni energía por una persona vacía.
¿Pero qué hacemos con las malas personas de verdad? ¿Las que por acción o por omisión hacen daño a los demás?
¿Puede que en general la sociedad aprenda demasiado rápido a dejar ir estas situaciones?