Cuenta Maggie O’Farrell en su libro “I am, I am, I am” que pasó un año de su vida postrada en una cama de hospital como consecuencia de una grave enfermedad. Durante ese tiempo, pensó que se moría. Y lo pensó porque lo decían. A ella no, por supuesto. Todavía era una niña. Pero lo decían por los pasillos y lo disimulaban mal.
Durante ese tiempo, aprendió a leer los cuerpos. No solo las expresiones faciales; el cuerpo entero. La postura, la musculatura, la forma de respirar, de moverse…
Seguramente por eso describe de una manera tan perfecta y natural … Leer más