Cuando menos te lo esperas

Hace algunos días salí a correr por placer, sin entreno. Es una de mis maneras más eficaces para desconectar de todo y centrarme en el aquí y el ahora. El verde de los prados, la brisa en la cara, el sol acariciándote la piel, sentir tu cuerpo, que te cansas… en definitiva que estás vivo. Y como el placer pide más placer se me metió en la cabeza comer unos calamares a la romana en una terracita cerca de la playa.
Lo malo de las expectativas es que cuanto más elevadas son más cuesta de satisfacerlas y más te decepcionas. … Leer más